Ahora toca Portugal, melancolía en estado puro y el fado su suspiro eterno..
Merece la pena darse una vuelta por el barrio alto de Lisboa, se pueden ver sus casas alicatadas con azulejos y sus calles adoquinadas.
De noche aparecen como chapiñones los turistas que cenan en locales en los que se puede escuchar el fado y otras canciones y bailes regionales. Me siento como un japones escuchando sevillanas en Barcelona.. A parte de los turistas, el barrio alto esta lleno de vida, me recuerda las tardes de la calle Portales de Logroño en el mes de junio.
Los taxis son baratísimos comparados con los españoles. Y de comer Sergio me recomienda el pollo (frango), yo os recomiendo el típioco bacalao (facallao) que lo cocinan de mil formas.
Y sí, siguen con las obras del metro, un día las terminarán..